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MAITE ORTEGA SORIANO
30/09/2023 12:31Categoría:Madres con hijos o hijas con enfermedades o necesidades especialesEn cierta ocasión, siendo joven y sin haber conocido a nadie, contemplé la posibilidad de ser madre soltera en el futuro. Me sentía segura de mis capacidades y me ilusionaba la idea de ser madre, de llevar una vida normal con un trabajo estable y todas las responsabilidades que conlleva la vida cotidiana de cualquier persona. Esta visión me daba fuerzas y confianza en mí misma. Sin embargo, la vida tenía otros planes para mí.
Con el paso del tiempo, conocí a alguien muy especial y juntos emprendimos la hermosa tarea de construir una familia y un proyecto de vida.
En la actualidad, mis dos hijos tienen 24 y 17 años respectivamente. Sin embargo, mi camino como madre tomó un rumbo diferente al convencional. Desde el mismo momento en que llegaron al mundo como recién nacidos, me encontré ante una serie de desafíos diarios, ya que mi marido, debido a sus extensas jornadas laborales, tenía limitada la disponibilidad para apoyarme. Nos vimos inmersos en ciertos acontecimientos que detallaré a continuación.
Cuando mi hijo mayor tenía tan solo 4 meses, sufrió una muerte súbita frustrada del lactante, dejándolo con secuelas severas: parálisis cerebral, epilepsia, ceguera y la necesidad de ir en una silla de ruedas. Se convirtió completamente en una persona dependiente. Seis años después, nació su hermano. Fue sorprendente, ya que durante el embarazo no se detectó ninguna anomalía. Sin embargo, al nacer, tanto los profesionales médicos como Yo, nos dimos cuenta de que algo no estaba bien. Mi hijo había venido al mundo con una enfermedad rara que hasta el día de hoy no tiene nombre, pero que implica una gran dependencia y discapacidad.
En la actualidad, además de la discapacidad intelectual y su alta dependencia, mi hijo se enfrenta a una epilepsia, dificultades en la comunicación, comportamiento y desafíos en la psicomotricidad fina. Requiere un constante apoyo en sus actividades diarias. Esta es la maternidad que he conocido...
Emocionalmente, compartir mis conocimientos y experiencias con otras familias que comienzan en esta travesía de vida, me ha servido de gran ayuda emocionalmente. He aprendido a mirar hacia adelante y a no permitir que la tristeza me paralice.
Es imperativo enfrentarse a la vida con determinación y positividad. Mi experiencia me ha enseñado la valiosa lección de la fuerza del amor y la resiliencia. Si este testimonio puede tocar el corazón de alguien o proporcionar una perspectiva valiosa sobre el poder del amor en momentos difíciles, entonces habrá cumplido su propósito.
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