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Giovanna Sanchez Di Castro
29/09/2023 21:06Categoría:Mujeres que conviven con una enfermedad o diversidad funcionalMe llamo Giovanna, de Misión: Mamá Ninja, tengo 42 años y soy mexicana viviendo en Bélgica desde 2007.
Siempre quise tener una familia numerosa al igual que mi esposo, pero a los 28 años me dijeron que me era imposible tener hijos, me sometí a tratamientos durante años hasta que en 2012 quedé embarazada y en 2013 nació mi hija. El embarazo como cualquier otro (estaba aterrorizada jajaja) solo algunos problemas “no mayores” de dolores de espaldas, lo normal dijeron, pero seguían ahí.
Ante mi condición debía empezar un nuevo tratamiento si quería más hijos, así que en 2014 fui al hospital para comenzar nuevos exámenes y resultó que llevaba 7 semanas de embarazo. Con el segundo fue un poco más delicado, los dolores de espalda eras severos, en ocasiones me acostaba en el piso, donde estuviera, pero eran cosas del embarazo, también dijeron.
Cuando nació el segundo en 2015, recuerdo haberle dicho al ginecólogo que me dolía más la espalda que la cesárea, “el cuerpo se está acomodando, es normal”, también dijo.
Estábamos en plena lactancia así que no podía tomar nada para el dolor, aguanté hasta donde pude, la lactancia se vio interrumpida de manera drástica por una serie de crisis, la última me despertó el dolor como si tuviera un fierro enterrado en la espina dorsal y un cuchillo de costado, era octubre de 2015 (mi hijo tenia tan solo 8 meses), y terminé en urgencias, después de horas y muchos exámenes me dijeron que tenía una masa y me habían hecho sita en oncología dos horas después, en ese momento solo podía pensar en mis hijos, sabía a lo que se referían…
La oncóloga explicó que la masa era de 13 centímetros y estaba alrededor de la vena aorta, como una toronja, que ellos no podían abordar el problema pues era delicado, así que me mandó a un centro especializado en cáncer en Bruselas y ahí empezó la faena.
Pensaban que era un cáncer raro pero agresivo, que aún con quimioterapia y retirando parte del tumor, me daban 6 meses si era lo que suponían. Me sometí a una punción y dos operaciones muy complicadas, la última la peor, 15 días en el hospital, más de tres meses de recuperación y toda mi familia en casa ayudando con los niños y acompañándome en lo que era el peor momento de mi vida.
Mi esposo a mi lado siempre, cada momento, cada recaída, cada todo…
Finalmente fue una enfermedad auto inmune muy rara sobretodo para mi edad; IGg4 retroperitoneal, el tratamiento me bajaba los anticuerpos al mínimo, y pues era una farmacia andante. Duraría dos años el tratamiento, y si todo salía bien podría intentar tener otro bebé (que era lo que me sostenía, junto con mis hijos, además de que soy terca como una mula).
Hace unos meses terminé finalmente el tratamiento, casi 8 años de él, mis hijos tienen 8 y 10 años, saben que hay veces que no puedo hacer muchas cosas que ellos quisieran, aunque hago ejercicio (un poco) el tratamiento provocó pérdida de masa muscular, menopausia precós, artrosis en cadera, espalda, pies y manos, estopenia, sin hablar de un dolor crónico difícil de hacer partir.
Aún así trato de ser positiva, al menos frente a ellos (los niños), cuando el dolor es insoportable, solo les digo que en ese momento mamá no está en la mejor forma y vemos una película o algo que no implique mucho movimiento.
¿La culpa? Desde que nacieron, como dicen en “Malasmadres” un ave que revolotea, en los momentos más difíciles me levantaba de la cama solo por ellos, ahora que son un poco más grandes me ayudan y están al pendiente pero aprendí a disfrazar el dolor con una cálida sonrisa y una palabra amable, son mi motor y no tienen porque cargar con esto, aún son niños y solo quiero que disfruten de esta etapa sin preocuparse de nada más.
Un día a la vez, sigo haciendo el recorrido para encontrar a alguien que pueda ayudarme con el dolor, no trabajo desde hace años por lo mismo, así que me he dedicado al 100 % a la familia, las fiestas en casa y a escribir, por eso el blog, la fotografía me apasiona y pues en eso estoy, no puedo dejar de hacer cosas, pero es otro ritmo.
Durante mucho tiempo estuve muy enojada, sentía (todavía llegó a pensarlo) que me arrebataron los primeros años de mi maternidad, de mis hijos, supongo que es parte del todo, de la impotencia y un tanto de suerte.
Ahora solo puedo decir que, si hubieran encontrado la enfermedad antes de tener a los niños probablemente no hubiera podido tener hijos, al menos no de mi sangres. La familia numerosa que siempre quisimos somos nosotros 4, un perro, un gato, un pato y un ganso.
Trato de ser agradecida a pesar de todo y aunque hay días más difíciles que otros, me siento afortunada.
Esta es mi historia,
Gio (Mamá Ninja)
https://misionmamaninja.com
@misionmamaninja
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