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AITANA SANTAMARINA GONZÁLEZ
27/09/2023 22:38Categoría:Mujeres que conviven con una enfermedad o diversidad funcionalAntes de nada presentarme, mi nombre es Aitana Santamarina González, soy Asturiana de un pueblecito costero y tengo 31 años. Mi profesión hasta el momento, por la cual sentía devoción la Enfermería.
En Octubre del 2021 me lleve la mayor ilusión de mi vida: ¡¡SORPRESAA!! ESTABA EMBARAZADA.
Durante todo el embarazo me encontraba genial y los controles establecidos por el protocolo eran correctos, todo dentro de la normalidad, el único percance fué un pequeño sangrado en la semana 25 por el cual acudí a mi hospital de referencia y me dijeron que estaba todo bien, que tenía un pólipo en el cuello del útero que me "daría la lata y sangraría con frecuencia" pero que todo estaba bien.
Justo el Domingo 15 de mayo del 2022, por la noche, de nuevo un sangrado, pero esta vez no me gusto: había algo en mí que me decía que algo no iba bien, por lo que decidí acudir al hospital.
Esa noche me exploraron y ocurrieron acontencimientos un tanto desagradables, preguntas insistentes sin respuestas. Yo me daba cuenta por sus reacciones de nerviosismo que algo no iba bien pero nada me decía que pasaba. Tras decirme que " notaban la cabeza del bebé en la mano", " esta niña no podrá tener un parto vaginal" tras llegar con un pequeño manchado y empezar a notar la sangre caer por mis nalgas, tras administrarme medicación para frenar el parto y madurar los pulmones de mi pequeña... deciden mantenerme en observación esa noche, la cual paso en el hospital junto a mi pareja en reposo absoluto.
Al día siguiente, le digo que por favor me expliquen que pasó la noche prevía que quizá entre mis nervios y la situación no me había percatado de lo que pasaba. También pregunté el porque no podría tener un parto vaginal a lo cual me respondieron que no podía nadie decirme eso.
Tras 48h en observación y nadie decirme nada, el martes 17 de mayo, día que quedará siempre marcado en mi calendario, llegan a la habitación 3 ginecólogos que me dicen que la muestra extraida el domingo es mala ( no tenía constancia de la retirada de tal muestra).
¿Cómo?¿Embarazada en la semana 35 con 31 años y con cáncer?
Mi primera pregunta ¿ Me voy a morir de eso?
Hasta que hagamos más pruebas no lo sabremos ( pregunta ingenua por mi parte, pero en ese momento me salió inconsciente).
No me lo podía creer... me dan 15 minutos para recoger mis cosas y trasladarme al hospital de referencia.
Allí un sin fin de médicos: gines, oncólogos ( joder, que dificil meter la palabra oncología y cáncer en tu vida cuando lo máximo que habías tenido previamente era una amigdalitis), neonatólogos, etc.
Tras la exploración, por las dimensiones, ya objetivaron que debería recibir todo el tratamiento: quimioterapia, radioterapia y braquiterapia. Pero aún no sabiamos la extensión, si había ganglios afectados, no sabiamos más que había un tumor en el cervix y ocasionado por el VPH.
Y una semana más tarde, después de casí 7 días mirando a través de la ventana, sin poder hacer más sobre la vida de mi hija y la mía, en la semana 36 de gestación me realizan una cesarea para traer al mundo a mi pequeña estrella, la gran VEGA.
Con mi chiquitina en la unidad de neonatos, comenzaba mi andadura, con leche pingando de los pechos ( ya que mi ilusión de haber tenido un parto vaginal era haber podido dar lactancia materna, cosa que conseguí hasta el inicio de la quimio) de prueba tras prueba, siendo muy esperanzadoras.
Vega continuó ingresada una vez me dieron a mí el alta, por lo que vivía en el hospital entre pruebas y unidad de neonatos, pero no desistía.
El 15 de Junio, mi primer ciclo de quimioterapia y la primera sesión de radioterapia y sí, quienes me acompañaban como no eran mi chiquitina y mi fiel compañero de vida. Y así estuve intensos y duros 3 meses con viajes en coche de una hora ida y otra vuelta hasta el hospital de referencia hasta que finalicé el tratamiento. Momentos de rabia, lloros, dolores, impotencia, debilidad que me imposibilitaba algún día hasta sostener a mí pequeña en brazos... empañaron los primeros meses, y año de vida de la que será por desgracia y no por yo querer mi única hija. Porque fue así un 17 de mayo pasé de ser una chica de 30 años sin ninguna enfermedad embarazada de su primer bebé, a ser una chica de 31 años con una niña de 15 meses de la que me perdí gran parte de sus "primeras veces" y con unos efectos secundarios bestiales tras el tratamiento médico ( cistitis y proctitis rádica, dolor en las relaciones, imposibilidad de tener más hijos biológicos...) que me hacen recordar cada día que nada de todo aquello de lo que había soñado en relación al parto, lactancia, maternidad en general, fue como yo pensaba y que jamás lo podré vivir.
El 18 de noviembre, me dieron la noticia de que todo estaba bien, el tumor había remitido. ¡¡BIEN!!Ahora nos queda lidiar con secuelas tanto físicas que son duras y lidiar con las psicológicas que son bestiales.
Pero me quedo con que gracias a esta estrella, que es mi hija Vega, este aquí escribiendo estas hojas y contando esta historia, ya que creo firmemente que gracias a ella el diagnóstico fue más precoz.
Gracias hija, gracias Salva.
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