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María José F.
26/09/2023 01:22Categoría:Mujeres que conviven con una enfermedad o diversidad funcionalÉrase una vez una madre de dos Preciosas princesas.
Esa madre lo tenía todo: Salud, un trabajo que le permitía regalar tiempo a su familia y la seguridad de que nada malo podría pasarle.
Una noche, Justo la noche antes de Navidad, mientras dormía, sintió una sensación extraña en la pierna. Tal vez su pie se había cansado de caminar, tal vez, no se sabe. El caso es que ella no lo sabía, pero ese fue el último día que pudo mover su pie, sentir su pierna y lo mejor: vivir sin dolor.
Como hacen los adultos cuando les pasa algo, peregrinó por urgencias, por especialistas, por pruebas… alguna para qué engañarnos, poco recomendables si no aguantas mucho dolor.
El dolor neuropático es un dolor muy feo y muy difícil de quitar que mucha gente tiene. Esta madre ahora lo había descubierto.
A veces vamos por la calle y vemos un señor muy serio y pensamos…. Vaya, un señor con mal genio…. Pero a veces, tras esa seriedad está este tipo de dolor, que permanece y hay que aprender a vivir con él.
Pasó el tiempo y la pérdida de movilidad y sensibilidad repentinas se convirtieron en secuela (no se podían curar) y la secuela, en discapacidad.
Y aquí es donde entran en juego las princesas hijas de esta mamá.
Porque ellas ven que su madre lleva bastón, pero no ven que valga menos que otras mamás, y se les olvida, y su madre con ellas siente como si nunca hubiese cojeado.
Para ella, sus hijas son los verdaderos bastones. Con ellas, merece la pena vivir…. Hasta con dolores…. Hasta con discapacidad.
Un día le dijeron una frase que la marcó “anda mamá, que a tí no te pasa nada”.
GRACIAS hijas, por saber mirarme como vuestra madre, capaz, válida… GRACIAS por hacer que a veces a mí también se me olvide mi discapacidad, GRACIAS por existir.
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