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Ana Barranco Gallardo
25/09/2023 23:15Categoría:Mujeres que conviven con una enfermedad o diversidad funcionalMe llamo Ana, tengo 32 años, soy enfermera y vivo en el extranjero desde el año 2013. De origen cordobesa.
Me mudé sola fuera de España para encontrar una estabilidad económica que no era posible de tener en España con los contratos a corto plazo ofrecidos por el sistema de salud.
Poco tiempo después de emigrar empecé a tener dolores permanentes y de intensidad más o menos moderada en la espalda, siempre creí que era a causa del estrés vivido a causa de la adaptación a otro país, otra cultura, otras personas... Traté el dolor con mucho deporte y mucha fisioterapia, que me ayudaba pero no hacía desaparecer el dolor.
En 2019 di a luz a mi primera hija, en el post parto los dolores se acentuaron , y además de la espalda, aparecieron también a nivel del esternón, incapacitándome en el día a día, di por hecho que era el cambio de vida con la llegada de un bebé. Fui tratada con analgésicos y antiinflamatorios, que me ayudaban durante el tiempo de acción del tratamiento pero no a largo plazo.
En 2022 di a luz a mi segundo hijo, y al poco tiempo los dolores de los que ya sufría pasaron a ser insoportables, al punto de no poder salir de la cama por las mañanas, sin mencionar la imposibilidad de moverme por las noches , gritos de dolor en permanencia y el mínimo esfuerzo durante el día me parecía todo un desafío. Tenía a mi niña de 3 años llena de energía y a mi bebé recién nacido que necesitaba de los brazos y el calor de su madre. Tanto el uno como el otro me necesitaban, en plena forma y feliz... Lo tenía todo en la vida: una familia hermosa, un trabajo estable, un hogar, todo. Pero el dolor que soportaba y que soporto en permanencia y que me limitaba enormemente hizo que llegara a pensar en la muerte, no encontraba una razón de vivir con un dolor igual, el dolor ha completamente anulado la persona que soy, el mínimo esfuerzo me cuesta una vida, nada me alivia. No hay luz al final de este túnel, solo dolor. El dolor ha invadido mi vida y mi ser , solo hay dolor...
Diagnosticada recientemente de espondiloartritis anquilosante y de artritis psoriásica. Por el momento ningún tratamiento específico para estas enfermedades ha funcionado porque me ha dado una reacción alérgica a uno de los componentes de las infecciones. Creí que moría... A día de hoy a parte del diagnóstico sigo en el mismo punto de partida. Sigo trabajando, sigo cuidando de mis hijos mostrándoles ser una mamá feliz y apretando los dientes para que no vean que siento dolor, mucho dolor, esforzándome por jugar y correr, y cogerlos en mis brazos y hacer como si nada.
Por elección personal sigo dando el pecho a mi bebé de 15 meses que sufre una alergia a la proteína de leche de vaca. La lactancia es muy sacrificada, el régimen si proteína de leche de vaca peor, el trabajo (días de trabajo muy intensos cuidando de enfermos pero sin cuidarme a mí...) y sobre todo el dolor me están consumiendo.
Ninguna ayuda por parte del sistema de salud del país donde me encuentro, por eso continuo trabajando. A día de hoy, lo único que necesito es encontrar el calor de mi familia volviendo a España, rodearme de todas las personas a las que quiero para mejor sobrellevar este fardo. Pero en la práctica, en la realidad, este deseo es casi imposible de llevar a cabo, recomenzar una vida a cero y establecerse en España con los niños requiere un gran esfuerzo económico.
Agradezco de antemano haber empatizado con mi situación. Y quiero precisar que aunque mis días son eternos y dolorosos quiero que quede plasmado lo afortunada que me siento de tener a mis dos hijos en plena salud y me siento orgullosa de poder dar todo lo que está en mis manos y más aún por que puedan tener una infancia feliz y con una mochila cargada de herramientas para poder afrontar todo lo que la vida les ponga en el camino.
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